jueves, 17 de febrero de 2011

El futuro del sindicato en juego

La situación del subterráneo está dando un giro en la lucha contra la patronal, y también en la maduración político-sindical de sus trabajadores. Esto se aprecia en torno de la cuestión salarial, que en los últimos años no fue eje reivindicativo fundamentalmente por una posición "táctica" de la dirección del nuevo sindicato que apostó a un acta de paz social que aceitara la relación con el Ministerio de Trabajo con vistas a obtener así el reconocimiento del nuevo sindicato. Hoy, el compromiso y las ataduras con el gobierno kirchnerista son mucho más grandes que los resultados obtenidos. El nuevo sindicato ha sido condenado por el ministro Tomada a "sindicato de empresa", invalidado para firmar convenio y salarios.

Efectivamente, como ocurrió todos estos años, recientemente se firmó un defectuoso aumento del viático a 35 pesos cuando se habían pedido 46 y una retroactividad que no hubo, y se dejó de lado el 2% a la antigüedad y una mala liquidación a 3.100 compañeros. Ese aumento fue firmado primero por la UTA, como ocurrió sistemáticamente en los últimos años. El nuevo sindicato es llamado a rubricar lo que firma la patota de Fernández, que por ello no ha levantado polvareda ante la inscripción de la AGTSyP firmada por Tomada. La UTA considera que está avanzando, puesto que en su última elección de delegados votó, de forma despareja, alrededor de un 20% de los obreros del subte. Una señal de alarma para actuar a tiempo: o el nuevo sindicato se pone al frente de las reivindicaciones o avanza la UTA.

Este tipo de historias son viejas: ahora se ha producido un "clic" en la base y en buena parte del activismo del subte. Cayó muy mal que se arreglara por esa migaja cuando estaba decidido un paro por el conjunto del pliego¨, que sería una plataforma desde la cual los obreros del subte encararían la paritaria de marzo. El paro se levantó contra la decisión de asambleas y consultas en distintas líneas. Es decir, se advirtió el deslizamiento abierto a un método que se combatió durante años contra la UTA. Primó el compromiso con el ministerio antes que con los compañeros, esto fue patente en una declaración televisiva muy repudiada de Segovia: "nadie está hablando de paro en el subte". El extremo de esta experiencia se dio en el Premetro que paró igual, no sólo rechazando lo ocurrido, sino también contra la posición de sus propios delegados.

Pero el impulso de lucha desde abajo no se limita a la cuestión salarial, más bien todo lo contrario. En la Línea B, la más grande del subte, los trabajadores vuelven al paro por los ascensos, al igual que en la Línea H. Ocurre que una bolsa de trabajo avalada por la UTA y rubricada por la dirección de la AGTSyP, otorga a la patronal -o sea la burocracia- el 75% del manejo de los ingresos y además no ascienden a nadie. La Secretaría de Transporte no adjudica los fondos para los ascensos que, sólo en la Línea B, implican la friolera de 57 servicios nuevos. Con la lucha se arrancaron los cursos de capacitación y un orden de los trabajadores, pero no se nombra a los compañeros, como no se han cubierto todos los fallecimientos y jubilaciones. La misma Secretaría manejada por la patota de Pedraza, que no admite el ingreso de todos los tercerizados ferroviarios a planta, niega aquí los ascensos.

Elecciones

En este cuadro, para el 23 de marzo se han convocado elecciones para normalizar el nuevo sindicato. Polémico, porque el carácter del nuevo sindicato "de empresa" está apelado en la Justicia, reclamando que sea de "actividad".

Con un padrón de 1.200 afiliados cotizantes a la fecha, el nuevo sindicato se juega en esta elección el rumbo entero de todo lo que está en debate en el subte: ¿será un sindicato basado en la asamblea y el cuerpo de delegados, luchará por tener plenos derechos gremiales y no ser un sindicato de segunda, será independiente de Yasky? Recordemos que el dirigente Roberto Pianelli, sin resolución de asamblea alguna, lo afilió a ese sector kirchnerista de la hoy rota CTA.

De manera que todas las batallas -la del salario, la de ascensos, la de la democracia sindical- se concentran hoy en qué dirección sindical elegir. El mismo Pianelli y otros delegados de su sector acaban de hacer algo que caracterizó históricamente a la burocracia sindical: fue al acto de lanzamiento de la candidatura del ministro Carlos Tomada, durante casi veinte años abogado de la Unión Ferroviaria, y representante del Estado contra el cual hay que luchar. Un Estado que, por vía de los subsidios, es tan patronal como Metrovías.

Aquella frase famosa de ese mismo compañero "tenemos que cavar trincheras con la burocracia" -lanzada oportunamente para aceptar una subsecretaría de la UTA que el cuerpo de delegados, con Charly Pérez a la cabeza, rechazó- ha ido más lejos. Ahora se "cavan trincheras" con el ministro socio de Moyano y de Fernández, que comparte el gabinete con la patota de Pedraza enquistada nada menos que en Transporte, de donde depende el subte.

Ni ante el mejor de los gobiernos capitalistas un sindicato debe perder su independencia. Seguir la historia clasista del cuerpo de delegados nos plantea formar una lista por un sindicato independiente de Yasky y del gobierno, basado en la asamblea obrera. Y la primera batalla por un sindicato de este tipo es que la integración de su directiva sea proporcional a las listas que se presenten, rescatando la mejor tradición del cuerpo de delegados, aquella basada en el debate y la resolución colectiva, con la que se consiguieron las seis horas, el pase de los tercerizados, la defensa de los activistas despedidos y los aumentos salariales decisivos.

Un plenario de la Agrupación de Trabajadores de Metrovías, con presencias muy importantes, resolvió proponer en la asamblea que los cargos se repartan con el sistema D'Hont. Esta propuesta obtuvo un gran apoyo en un plenario de delegados, a tal punto que el sector de Pianelli y Segovia, que defendió la lista única y sin representación proporcional, no quiso votar por temor a perder. La asamblea general será también ocasión de votar el pliego salarial de paritarias y el apoyo a las líneas que reclaman los ascensos.

La ATM -que oportunamente difundió un proyecto de estatuto con aquellos preceptos de democracia sindical para ser considerado en una asamblea previa a cualquier elección- ha resuelto ahora formar lista e impulsar un plenario de delegados y activistas que vote su programa y sus candidatos. Es decir, un método que empiece por casa. El objetivo es que esta gran experiencia de la clase obrera argentina que enfrentó a la patota de la UTA y a la infantería, que arrancó con la huelga la jornada de trabajo de seis horas al gobierno kirchnerista de Ibarra -quien las había vetado-, no caiga ahora en las redes de la cooptación K, lo que sería una vía para su desangre.

NP

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