jueves, 19 de febrero de 2009

El plebiscito apabullante de los trabajadores del Subte

La burocracia de la UTA ha recibido un golpe en el subte que no tiene retorno. No solamente por las cifras apabullantes, pues el plebiscito arrojó 1.800 votantes sobre un total de 2.550 trabajadores presentes – ya que otros 600 se encontraban de vacaciones o ausentes. Ocurre que el plebiscito fue respaldado por una enorme acción del conjunto de los trabajadores, que respondieron con una huelga general al intento de la burocracia de impedirlo por medio de matones. El paro puso de manifiesto que el plebiscito que acababa de comenzar no era un trámite administrativo, sino la manifestación de que los delegados, los activistas y la masa de obreros que habían decidido apoyarlo ejercían el control real de su lugar de trabajo. La organización independiente de los trabajadores del Subte está inscripta en la realidad laboral desde mucho tiempo antes que quedara anotada en los registros del Ministerio de Trabajo. La huelga obligó al gobierno, que había reiterado su desconocimiento del plebiscito por parte del ministro Tomada, a establecer las garantías para que procediera adelante en todas las líneas.

La votación llegó a picos cercanos al 90% en la Línea B y en el taller Rancagua. El dato tal vez más relevante fue la votación de la Línea H, la línea nueva que ha incorporado a personal que proviene de la Bolsa de Trabajo manejada por la burocracia de UTA, donde superó el 60%. La participación de estos compañeros nuevos se manifestó en todas las líneas.

A pesar de la obstinada determinación de Tomada y de la burocracia de desconocer el plebiscito y el reclamo para que se autorice la formación del sindicato del subte, los días de la UTA en el subte se terminaron. La experiencia del Cuerpo de Delegados tiene ya más de una década, no es el resultado improvisado de una votación ocasional. Alentada por el gobierno y la patronal, la burocracia imaginó que podía retomar el control en el subte, y para eso ensayó diversas acciones: desde un intento de separar gremialmente a los delegados y elegir delegados truchos (8% del padrón) hasta – especialmente– acosar con matones a los delegados y activistas, con la complicidad de la patronal dentro del subte y de la policía en otros ámbitos. El kirchnerismo viene con una larga lista de ataques a los trabajadores combativos: Casino, Hospital Francés, Maffisa, docentes autoconvocados, Parmalat, Fuba; todo esto, naturalmente, con el objetivo de regimentar al movimiento obrero y disciplinarlo a las necesidades de la crisis y de la supervivencia de un gobierno en agonía.

El planteo general del gobierno y de la burocracia se traslada ahora, obligadamente, a otro plano. Por un lado, dilatar el reconocimiento del sindicato inscripto, en función de los tiempos de la crisis política y también del manejo de las paritarias, que deberían iniciarse a corto plazo. Por otro lado, operar por medio de la burocracia de la CTA, que es oficialista, para que la organización obrera del subte se adapte a los tiempos del gobierno y a la necesidad de no torpedear a la burocracia de la CGT y a sus planes de formar un Consejo Económico y Social. Para decirlo en dos palabras: ‘encarrilar’ y contener una realidad que no puede ser echada hacia atrás.

Si las cosas son así, las conspiraciones desde el gobierno o de la UTA deben ser tenidas en cuenta, pero no son lo fundamental. Lo que realmente importa es que el desafío que dejó planteado el plebiscito no se disipe o diluya, o sea que se concreten los objetivos. En este sentido, los planteos ante la Justicia son necesarios, pero, más todavía, son muy útiles para mantener despierta la agitación relativa a los derechos y reivindicaciones de los trabajadores. Sin embargo, la cuestión apremiante es que la paritaria no la maneje la UTA y que la representación de los trabajadores quede a cargo de un cuerpo de delegados electos. Los delegados truchos pueden haber quedado definitivamente desautorizados, pero es necesario que una representación electa se haga cargo de los reclamos y problemas cotidianos. La lucha ha llevado a la emergencia de nuevos activistas, de modo que la elección de un cuerpo de delegados, bajo la dirección del cuerpo de delegados que organizó el plebiscito en cada línea, implicará al mismo tiempo una renovación. De esta manera, resultará de una continuidad de los métodos de organización y de lucha que arrancaron la reducción horaria por insalubridad, el pase a convenio, el salario y la defensa de la estabilidad. El problema es que el gobierno tiene colgado el reconocimiento de la personería gremial de más de mil organizaciones desde hace años y podría demorar por un tiempo imprevisible el reconocimiento del trámite de la “simple inscripción” del nuevo sindicato e incluso del propio sindicato definitivamente constituido. Es necesario armar una agenda para proceder a las elecciones de delegados y, necesariamente, a preparar una asamblea general constitutiva del nuevo sindicato, para que vote los estatutos y la comisión provisoria.

- La elección de delegados por línea y por taller es una gran asignatura a rendir.

- Las paritarias del subte no pueden estar en manos de la UTA.

Los trabajadores del subte se han ganado, a lo largo de diez años, un lugar prominente en la historia del movimiento obrero y a darle los contornos de su futuro.

N.P.

"El sindicato del subte tiene que ser un sindicato de lucha"

Noelia, trabajadora de la Línea D

Contanos Noelia, ¿cómo fue lo del jueves pasado? ¿Cómo se vivió acá abajo la patoteada de la UTA?-

Fue muy complicada. Yo llegué más tarde y mientras venía hablé con el delegado para saber cómo venía todo porque la última vez en Plaza Miserere terminé detenida por obstruir el paso de una formación. Tres policías me llevaron de los pelos y me sacaron. El jueves estaba el plebiscito y vino Morales, un ex delegado que se fue con la UTA. Vino a traer a la patota, la bajó en Juramento. Fue una provocación, pusieron dos o tres de la patota en cada puerta de la formación. Los compañeros cuando bajaban, inevitablemente chocaban con ellos y así le pegaron a un conductor -Villavicencio, delegado del turno mañana- y a dos guardas. Los compañeros estuvieron tres días en servicio médico. Hubo detenidos de la patota de la UTA y de los trabajadores. Esto estuvo todo arreglado con la empresa. La empresa sabía todo, había mandado buchonear a la gente para saber quién votaba y quién no. Cuando hay algo así, o un paro, la empresa manda a la brigada y a la policía. Estaba todo armado como si fuera una obra de teatro.Nosotros tenemos derecho a votar sin provocaciones. Velazco es el jefe de seguridad de Roggio. Ellos (los de seguridad) dependen de la empresa pero están fuera de convenio, tienen experiencia en esto, son ex gendarmes, policías retirados, etc.

¿Qué se proponían los trabajadores del subte con el plebiscito?

- Ganarlo. Que se demuestre que tenemos derecho a votar por algo mejor que la burocracia de la UTA. La UTA es la empresa. Nos tendría que defender. Pero si a mí me quieren echar, como está todo arreglado con la empresa, la propia UTA te echa para meter a su gente. Creo que el sindicato del subte tiene que ser un sindicato de lucha. Tiene que ser nuestro, conformado por compañeros nuestros, no puede ser de la patota, de afuera.

¿Cómo ven la lucha por el sindicato propio? ¿cómo creen que continúa esto?

- Todavía no está concreto, pero más del 90% votó a favor, votó por el SI en el plebiscito. Ahora se presentan los votos a la empresa y yo espero que cuando esto se resuelva, tiene que haber una respuesta positiva. Después se viene la lucha por la personería, pero esa es otra etapa. Vamos a ganar, pero va a costar. Esta es una lucha a largo plazo. Esto va a ser largo como la lucha de las 6 horas. El gobierno de Kirchner está con la burocracia, con Moyano. Ellos, con la empresa, arreglan y nosotros seguimos luchando por salarios, convenios, etc. Ahora se vienen las paritarias a mediados de marzo, y ésta va a ser otra parte de la lucha porque además de las reivindicaciones tienen que reconocer a los delegados de base, al cuerpo de delegados de base. Yo luché mucho, hasta estuve detenida, pero todo lo que tenemos, hasta nuestro puesto, en mi caso de guarda, lo tenemos por la lucha. Yo entré en el ´99 a Metrovías, trabajaba 9 horas. En el 2003 pasé a Metropolitano con convenio de seguridad, trabajaba 8 horas y 1 extra, estaba en el CIR (Cuerpo de Intervención Rápida) que es el laburo más insalubre dentro de Metrovías, sin garantía en cuanto a la salud. Nosotros sacábamos fiambres de debajo de los trenes, sin siquiera tener la vacuna contra la hepatitis. Con la lucha conseguimos la categoría de seguridad de bombero. Luego pasamos a Neoservice con convenio UTA, con categoría 8. Neoservice duró un año y nos pasaron a Metrovías en el 2007, con categoría 6 de boleteros. Participé de dos concursos para guarda, uno en la línea H. Metrovías decía que los del CIR no pueden pasar a categoría de guarda porque fuimos tomados para primeros auxilios. En el 2008 entré por el concurso de guarda de la D. Todo lo conseguimos por lucha, palos, etc. Nada fue gratis. Espero que la gente que quedó en Metropolitano siga este camino y no teman perder el trabajo que es la principal traba que hoy tienen.

Para ir termirando, vos recibís Prensa Obrera semanalmente, ¿qué te parece el periódico?

- Me parece bárbaro, muy informativo y formativo. Yo lo llevo a mi casa para leerlo y después lo traigo para que los compañeros también lo lean, se discute mucho acá. Me informa mucho, y de temas sobre los que no se sabe mucho, de otras luchas, etc. Lo llevo siempre, prácticamente tengo cuenta corriente. Me parece muy bien lo que ustedes escriben y lo que hacen.

Gastón y Valeria (Belgrano)

miércoles, 18 de febrero de 2009

Ahora vamos por el reconocimiento de nuestro sindicato

Con la participacion de todos los trabajadores

Elijamos a los nuevos Delegados


Los 1800 votos por un nuevo sindicato en el subte son un pronunciamiento contundente: para defender el salario y todas las conquistas arrancadas en años de lucha, necesitamos nuestra propia representación.
Un paro, también masivo y contundente, avalo la decisión de expulsar del subte a la patota de la UTA.
El plebiscito y el paro se integran a la lucha histórica que arrancó las seis horas e integro a centenares de compañeros tercerizados a nuestros convenios.

¿Qué tareas se nos plantean ahora?
En medio del plebiscito, el Ministro Tomada se pronunció contra la legalización de nuestro sindicato. Así, fue consecuente con su anterior decisión de legalizar a los “deletruchos” de la UTA.
Tomada y Fernández han sido claros: no están dispuestos a aceptar una representación propia de los trabajadores del subte.
Para nosotros, entonces, la conclusión también debe ser clara: solo tendremos un verdadero sindicato de lucha si derrotamos a la patota, al gobierno y a la patronal.
El nuevo sindicato tenemos que arrancarlo con los métodos de lucha que conquistaron la reducción de la jornada laboral, el pase a convenio y el salario.
El primer paso, en este sentido, es redolar la movilización por el reconocimiento inmediato del nuevo sindicato. El impacto del plebiscito tiene que ser aprovechado para derrotar las maniobras de Tomada y la burocracia.
Pero para poner en pie el sindicato que todos queremos, lo decisivo será la intervención enérgica y masiva de todos los trabajadores en su constitución.
Por eso, sostenemos que el primer paso debería ser una gran asamblea general constitutiva, que debate y resuelva entre todos el estatuto, sus autoridades provisorias y los primeros pasos de lucha por su reconocimiento ante el estado y la patronal.
Junto a la afiliación masiva al nuevo sindicato, esta planteada la necesidad imperiosa de elegir a los nuevos y verdaderos delegados por línea y por taller.
Para que nuestro sindicato de base tome fuerza para pelear por el salario, los ascensos, la antigüedad, por el conjunto de reivindicaciones y resolver los reclamos de cada uno de los sectores.

Los trabajadores votamos, con las boletas y con la huelga, por el SI a un sindicato de lucha. Adelante, compañeros!

jueves, 12 de febrero de 2009

Subte: El plebiscito es un mandato para elegir a los delegados y presentar los reclamos

El paro de todo el subterráneo, paro masivo y fulminante, contra la agresión que realizó la patota de la UTA al inicio del plebiscito para decidir la formación de un nuevo sindicato, le dio a la votación masiva que se registró a partir de ese momento una proyección político-sindical enorme, que vale para toda la clase obrera. Sacó a los trabajadores del subte de la impasse creada desde setiembre, cuando la burocracia de UTA ‘eligió' un cuerpo de delegados trucho, con el 8% de los votos, que fue sostenido y avalado por el Ministerio de Trabajo. El plebiscito apoyado en una huelga, expresó la continuidad de la experiencia que empezó con la lucha por las seis horas y condujo a la recuperación del cuerpo de delegados contra la burocracia de la UTA. Retomó el camino mediante el cual, a mediados del año pasado, los obreros del subterráneo habían logrado la anulación de un congreso de la UTA que pretendía la expulsión del gremio de todos los antiguos delegados.

No había terminado el plebiscito cuando la tapa de Ámbito Financiero ya publicaba la definición del ministro Tomada, comprometida con Moyano y compañía en Madrid, de no legalizar el nuevo sindicato que pretenden los obreros del subte. El gobierno legalizó los ‘deletruchos' de la UTA y se empeñó en descabezar esta experiencia clasista que se transformó en referencia nacional para el movimiento obrero. Ahora lo reafirma, lo que demuestra que no concederá la luz a ninguna organización combativa que dé continuidad al histórico cuerpo de delegados, que no sea la que emerja de una derrota de la burocracia, la patronal y el gobierno. O sea que no hay lugar para un compromiso con el gobierno para establecer una "coexistencia pacífica" con la UTA, al estilo de la que la CTA mantiene con la CGT (y ATE con UPCN). De esto se desprende la necesidad de un inmediato plan de acción, lucha y organización para dar esa batalla, para lo cual hemos planteado la asamblea general.

En su momento nos opusimos a la línea de "cavar trincheras con la burocracia" y aceptar la cooptación en una secretaría de la UTA. Ahora pensamos que es perjudicial adaptarse a una línea de paralelismo sindical, o sea la coexistencia de UTA y un nuevo sindicato. El plebiscito otorga a sus impulsores la respuesta: unidad gremial ante la patronal, con exclusión de UTA. Para hacer valer esta situación hay que elegir el cuerpo de delegados.

Al momento de cerrar estas líneas han votado la línea D, la E y la B. La votación ha ido creciendo, al punto que en la B votaron 447 compañeros (439 por el SI) sobre un padrón de presentes de algo menos de 500. Semejante porcentaje del 90% no tiene antecedentes, incluso en las mejores elecciones de delegados. Es que en la B se sumaron como nunca la masa de los compañeros de boletería, auxiliares y de limpieza que siempre tuvieron una participación un escalón abajo que tráfico. En la E el porcentaje de votos positivos superó el 70% y en la D también, teniendo en cuenta que allí se produjo la agresión de la patota y hubo que retomar después de varias horas de paro. En la urna de la B votó más gente que en una urna de votación nacional, fue una romería todo el día, con pequeñas colas de compañeros que se agolpaban y de hecho establecían un control social de la elección; a todas las líneas concurrieron activistas y delegados de otras líneas para colaborar con la tarea.

El paro contra la acción de la patota nació por decisión de los trabajadores de la D y se extendió a la velocidad de un rayo, reflejando una enorme organización existente al margen del cuerpo de deletruchos legales de la UTA. Los llamados ex-delegados por casi todos los medios de prensa, especialmente por el grupo Clarín, exhibieron una representatividad y poder de lucha y movilización extraordinarios, a pesar de que carecen de licencias gremiales y actúan de hecho y no reconocidos por la patronal ni el Ministerio de Trabajo kirchnerista. Al lado de ellos actúan decenas y decenas de activistas que se han ido formando en una década de lucha desde las huelgas y movilizaciones por las seis horas y contra los despidos de activistas en adelante, pasando por las grandes luchas salariales y por la incorporación de las tercerizadas.

Es muy claro que la patoteada de Fernández en la A, para parar el plebiscito a golpes, tuvo el efecto de un boomerang. Pero el hecho merece varias reflexiones porque contó con una zona liberada por parte de la policía y la patronal. El país entero vio, delante de las Madres, de diputados y de todas las cámaras, cómo accionaron los patoteros, impunemente, evidenciando la connivencia del gobierno y la patronal con la patota. Emergió también la repugnancia visceral de todos los trabajadores a la presencia cotidiana de los matones que son ñoquis, en muchos casos sin tomar servicio, que actúan como un cuerpo extraño a la clase obrera.

El paro alcanzó también a la línea H, la nueva, la formada con personal de la bolsa de trabajo de la UTA, lo cual es expresivo de que han hecho una experiencia y que piensan con su propia cabeza. Muchos de ellos lo han verbalizado, "quiero seguir con las seis horas, con este salario y este régimen de trabajo, por eso apoyo a los viejos delegados".

Un hecho riquísimo fue el debate entre el gran activismo de la línea D, una de las que más moviliza históricamente cuando hay que salir a la calle. Ellos no solo pararon "de una" toda la línea, también fueron clave a la hora de decidir la continuidad del plebiscito y con ello cambiaron una derrota por la victoria. La pretensión de Fernández era interrumpir el plebiscito (dijo que "si quieren votar que lo hagan afuera"), es decir pretende sostener el control del lugar de trabajo y los obreros le impusieron a la patota ese control para este acto y, al llevarlo adelante hasta las últimas consecuencias, permitieron la expresión electoral de una masa inédita de compañeros.

En la B, la asamblea resolvió no levantar el paro si no había garantías por parte del gobierno, luego lo levantaron ante la decisión de la D, pero esas garantías aparecieron en los hechos porque fueron emplazados efectivos de policía e infantería por temor a que otra agresión provocara paros más fulminantes. Fue otra victoria dentro de la victoria, la huelga apretó al gobierno, delatando su compromiso con las patotas que actúan en la República Argentina, como Atilra en Rosario, como el Smata contra Dana y en tantos lugares.

El activismo se ha entusiasmado con el desarrollo de los acontecimientos y se ha resuelto un día específico de votación para la línea H, que en principio votaría junto a la A. La batalla en la línea C será más ardua por ciertas posiciones de la burocracia y porque el MST definió la postura por quedarse en la UTA (por ejemplo, impulsó la participación en las elecciones de los deletruchos). Pero están dadas las condiciones para una victoria "en toda la línea" y en todas las líneas. El taller de Polvorines, dominado históricamente por la UTA, votó en un porcentaje apreciable junto a la línea A; allí, como en la B y en Rancagua, fue importante el trabajo de Agrupación de Trabajadores de Metrovías que se movilizó masivamente para las votaciones y para el paro.

Conscientes de que ni el viejo cuerpo de delegados ni el viejo sindicato se abriría paso sin derrotar a la UTA, sostuvimos en todo momento la necesidad de una asamblea general fundacional que resolviera un plan de lucha, la elección de delegados por línea y por taller y el inmediato reclamo salarial, al mismo tiempo que la nueva comisión directiva del sindicato. Esta experiencia apoya esta línea de acción, especialmente a partir del paro general contra la patota. La asamblea sería un gran hecho político, de democracia obrera y de lucha.

El plebiscito carece de resoluciones expresas de los pasos a seguir de aquí en más, pero constituye un mandato: la elección de delegados y el aumento. Esto último ya empezó a votarse en algunos talleres y sectores: un reclamo del 30% de emergencia. Tengamos en cuenta que el aumento del año pasado fue aproximadamente la mitad de la inflación, firmado por UTA a espaldas de los trabajadores.

Para que este proceso no se caiga, hay que elegir de inmediato los delegados, atrás de la cual vendrná solos, en cascada, el reclamo salarial y todos los demás reclamos, de tal suerte que los delegados electos sean la Comisión Directiva provisoria del nuevo sindicato. Tengamos en cuenta que hoy la patronal no reconoce a los verdaderos delegados.

La vigencia de una asamblea general la daba y la da el hecho de que no hay quién decida todo este plan de acción, porque el viejo cuerpo de delegados casi no funciona, sólo se reúnen algunos compañeros, no teniendo en cuenta horarios y convocatorias para que todos participen, incluso se ha abandonado el viejo método del consenso sin establecer otro de mayorías pero con participación de todos. El estatuto y las autoridades del nuevo sindicato deberían surgir de la asamblea general, el método histórico de los sindicatos clasistas. Así funcionó Sitrac-Sitram y todas las grandes experiencias del movimiento obrero; así está establecido incluso en muchos estatutos, como el gráfico, sólo que no se cumplen. El nuevo sindicato del subte surge para cumplir con los métodos clasistas.

Mientras se produce la afiliación al nuevo sindicato hay que elegir delegados nuevos, que establezcan la genuina organización sindical de lucha de los compañeros, no se puede esperar que la "simple inscripción" le dé un carácter legal, porque entonces la llave de la continuidad la tendría el Ministerio de Trabajo kirchnerista y, en años, la justicia. Al Estado se le puede arrancar un reconocimiento como se le arrancaron otras cosas, con la lucha. Tenemos que estar conscientes de que la empresa extraordinaria de la formación de un sindicato clasista del subte, contra la UTA, no surgirá de una política tipo CTA, bajo el amparo de otra burocracia, la de Yasky, integrada por otras vías al Estado. Una inclinación a este tipo de sindicatos paralelos sólo alumbraría un nuevo aparato para el derrotismo. Los trabajadores han votado, con las boletas y con la huelga, por el SI ha un sindicato de lucha. Adelante compañeros.

Néstor Pitrola