jueves, 31 de julio de 2003

¿Para dónde patea?

La asamblea trucha de Metrovías convocada por la burocracia de Palacios para hacer aprobar el acta ignominiosa, reunió a un puñado de 60 adictos, punteros y protegidos, sobre 1.300 trabajadores que boicotearon la maniobra antiobrera.
Entre los concurrentes estuvo Sister, delegado de la Línea B, considerado miembro del Mas. Llevó consigo a unas 10 personas, sobre más de 200 de su línea, desconociendo la resolución masiva de todas las líneas de boicotear la "asamblea" burocrática. Desde hace mucho, esta persona, con algunos delegados y ex delegados más, juega como una quintacolumna de la burocracia de Palacios entre los trabajadores de Metrovías. A tal punto que, en la reciente reunión ministerial, se hizo figurar en el acta la presencia del "compañero Sister" en la "asamblea", oponiéndose a la mayoría del Cuerpo de Delgados.
El Movimiento al Socialismo debe aclarar la pertenencia o no de este elemento a sus filas, y los trabajadores de su línea realizar un rápido balance.


Corresponsal

Los trabajadores del Subte contra la traición de la Uta

El paro general de subterráneos del lunes 14 de julio fue un repudio masivo a la dirección de la Uta, por la firma de un acta con la patronal, a espaldas de los afiliados, que modifica funciones y condiciones de trabajo al gusto de la empresa, con el objetivo de flexibilizar las condiciones de trabajo. También fue un rechazo al acuerdo salarial de esa misma acta, totalmente insatisfactorio.
Palacios desconoció públicamente el conflicto y pretendió levantar el paro por televisión. Pero los obreros mantuvieron la medida hasta que los delegados, una vez recibidos por el Ministerio de Trabajo, dieron la orden de levantar.
Luego de esa masiva demostración, la burocracia de Uta convocó a una asamblea general de trabajadores del subterráneo, en el local sindical, con la pretensión de conseguir la aprobación del acta entreguista.
Fracasó una vez más, porque los trabajadores boicotearon la convocatoria. Hubo sólo 60 participantes (y un par de veedores ministeriales) sobre 1.300 empleados del subte.
A la misma hora, las bases del subterráneo se reunían en masivas asambleas en todas las líneas. Allí votaron y ratificaron, mediante un petitorio, el reclamo de la anulación del acta Uta-patronal. Asimismo debatieron las modalidades de un plan de lucha por la suma de los 200 pesos al básico más una recomposición de 400 pesos y la jornada laboral de 6 horas sin afectar el salario.
Ahora, se acaba de realizar una reunión en el Ministerio, con la presencia de la patronal, la plana mayor de la Uta y los paritarios elegidos por el Cuerpo de Delegados. Estos compañeros tuvieron que sortear a la entrada un amenazante cordón de un centenar de "pescetos", que la burocracia concentró en la puerta. La empresa y la burocracia mantuvieron su postura. Los delegados dejaron sentado que tenían mandato de no tratar nada, hasta que fuera derogada el acta en cuestión. Acompañaron su postura con más de 800 firmas de trabajadores. La actuación pasó al ministro, quien debe dictaminar al respecto el jueves 31.
La posición del Partido Obrero es que el Cuerpo de Delegados debe convocar, a partir de las asambleas de líneas, una asamblea general de los obreros del subte en Plaza de Mayo, con paro, y votar un plan huelguístico hasta la derogación del acta, por los 200 pesos al básico y los 400 de recomposición. Además, como en la campaña por las 6 horas, salir ya a la calle con marchas, radio abierta, barbijazo, actos de difusión, agitación sobre los usuarios. Hay que dirigirse al resto de los trabajadores de Uta para explicar el accionar antiobrero y patoteril de la dirección del sindicato y para reclamar la solidaridad con la lucha en el subterráneo.
El Cuerpo de Delegados está en condiciones de asumir la más plena autoridad y autonomía, como dirección de los trabajadores del subte.
Ninguna resolución por fuera del Cuerpo de Delgados y las asambleas de trabajadores.
Organizar una Intersindical con otros sectores combativos de la Uta y otros gremios en lucha.
Concurrir a la Asamblea Nacional de Trabajadores ocupados y desocupados el 2 y 3 de agosto.
Por la unidad de acción con los sindicatos combativos y movimientos piqueteros.


Charly Pérez

jueves, 17 de julio de 2003

Gran huelga en Metrovías

Un camino para todo el movimiento obrero
Las 5 líneas de subte se paralizaron el lunes, cuando los trabajadores se enteraron, por comunicado de la empresa, de un acta firmada entre Metrovías y la dirección de la Uta ante el Ministerio de Trabajo. Allí se establecen cambios importantes en las modalidades de trabajo del convenio colectivo, en el sentido de una flexibilización que la patronal viene tratando de imponer desde hace mucho. Fundamentalmente, la que permite que los boleteros sean reemplazados por máquinas expendedoras y pasen a ser vendedores de productos y servicios en el subte.
Los trabajadores habían reunido hace poco más de mil firmas contra éstas y otras transgresiones al convenio que la patronal practica de hecho, como traslados de personal de sección o trabajo en funciones de distinta categoría. El hecho de que ahora aparezcan impuestas en un acuerdo secreto e inconsulto, entre la patronal y la burocracia de Uta, absolutamente a espaldas de las bases, fue la gota que rebalsó el vaso.
La situación llegó a un punto en que una gran masa de obreros se pregunta para qué sirve un sindicato que se dedica sistemáticamente a conspirar contra los trabajadores. Una verdadera dictadura burocrática, que sólo interviene para joder a la gente y a sus genuinos representantes, el cuerpo de delegados. El antecedente inmediato estuvo en el papel boicotista jugado por la burocracia, durante la gran lucha por la jornada de 6 horas el año pasado, donde llegó a la agresión física patoteril contra los trabajadores que se convocaron a una asamblea en el sindicato. Es una práctica común, por ejemplo, que los jefes sindicales negocien con la empresa y con el ministerio a espaldas del cuerpo de delegados. Por eso es tan extendido entre los trabajadores el sentimiento de desafiliarse de la Uta.
La jugada actual pasó todos los límites, porque se trata de una verdadera reforma del convenio a la baja mediante un acta acuerdo, sin participación de los paritarios nombrados por el cuerpo de delegados, entre gallos y medianoche. La vaselina para hacerla pasar es un supuesto aumento salarial, consistente en la incorporación al básico de 125 pesos de la ayuda gubernamental de 200 (menos que el decreto de Kirchner), más algunos adicionales, como ticket canasta.
La indignación de las bases fue fulminante. Se expresó en asambleas de todas las líneas, que resolvieron repudiar el acuerdo mediante medidas de acción directa, rechazar toda reforma de convenio que no se haga en el marco de la paritaria y reclamar los 200 completos al básico, más mejoras por un promedio de 400 pesos.
El paro fue absoluto a partir de las 14, garantizado con la detención de los trenes mediante piquetes de trabajadores, que llegaron a ocupar las vías, para impedir que manejen los jefes. Resistiendo todo tipo de amenazas de las jefaturas e incluso una avanzada de la guardia de infantería, que en la estación Congreso de Tucumán amenazó con desalojar a los trabajadores que ocupaban la estación.
Juan Manuel Palacios, sin embargo, en actitud abiertamente carnera, se presentó al Ministerio de Trabajo por las suyas, repudió el conflicto, sin consultar a los delegados ni a los trabajadores, y llamó a levantar el paro por televisión.
Pero no lo logró. El cuerpo de delegados dio la orden de mantener la medida hasta tener resultados concretos a sus demandas, en un clima de presiones, donde comenzaron a llegar los telegramas de despidos. La medida fue levantada cuando la viceministro de Trabajo se comprometió a iniciar negociaciones directas con el cuerpo de delegados al día siguiente. Al cerrar esta nota, la situación es tensa. El ministerio declaró una conciliación obligatoria, transgredida por la patronal, que impedía a algunos trabajadores tomar servicio, mientras los delegados inspeccionaban las líneas. En la reunión en el ministerio, la funcionaria propuso, en el cuadro de la conciliación, iniciar tratativas con la empresa y la Uta, para dejar sin efecto el acta del escándalo, pero sin dar ninguna garantía. Al cerrar esta nota, los delegados en plenario decidían los pasos a seguir.
Tienen razón los medios que insisten en que hay un conflicto serio entre los obreros del subterráneo y la dirección de Uta. Está en juego la conducción de la organización gremial en el subterráneo, de amplia mayoría antiburocrática.
La opinión de ATM es que la consigna central del conflicto es, por la derogación del acta ignominiosa Uta-Metrovías. Si el acta pasa, el grave golpe de la patronal y de la dirección de la Uta a la organización independiente y a la soberanía de los trabajadores de Metrovías, impactará para todo el futuro de sus luchas y reivindicaciones. De aceptarse la conciliación, hay que ponerse a organizar la huelga general por la derogación del acta. Asambleas en todas las líneas, agitación pública, extensión del conflicto a la Uta y a otros gremios en lucha y organizaciones populares. La lucha salarial con paros de los ferroviarios de TBA, el plan de acción de Foetra Buenos Aires por aumento, las luchas de los estatales, crean un cuadro propicio. Si no hay vuelta atrás en la reforma antiobrera del convenio, poner fecha a una asamblea general con paro, en Plaza de Mayo, para votar emplazar a la patronal y lanzar la huelga.


S.V.